El pádel se trata de deporte de pala que se juega entre dos jugadores que se enfrentan a otra pareja.
Equilibrio perfecto entre peso y dureza (debido al ajuste del punto dulce y la posición del centro de gravedad), dan a nuestra pala una agradable sensación de ligereza, control y potencia. Parecerá que manejas una pala de 350gr.
Debemos tener claro que hay diferencias reglamentarias entre bolas de tenis y pádel. No obstante, sus semejanzas hace que dudemos sobre… ¿con qué pelota jugar?. La pelota de pádel es practicamente similar a la de tenis, su forma, color y diámetro, así lo corroboran. La diferencia primordial radica en la presión de las mismas, las pelotas de pádel tienen 0,06 atmósfera menos de presión. Esto provoca que el juego no sea tan “loco”, se haga algo más lento (bote menor) y sea más dificil sacarlas fuera de pista. Nota: por cierto las bolas naranjas que se venden en algunos comercios no son reglamentarias. El reglamento deja bien claro que estas sólo pueden ser amarillas o blancas.
Empecemos por el principio. La pala podemos dividirla en dos partes: el marco y la superficie de impacto. El marco es la parte exterior que rodea la pala, y que le aporta firmeza y resistencia. Antiguamente estaba compuesto por diferentes variantes de aluminio que ensamblaban a laminados de madera para hacerlos más resistentes a los golpes contra las paredes de la pista. En aquellos momentos no se daba importancia al peso, las palas se iban a unos gramajes exagerados; yo recuerdo haber jugado con palas de más de 470 gramos, con las evidentes consecuencias perjudiciales de cara a las lesiones.